
Volver al “Central” con la obra Mellizo Doble es salir del teatro por la puerta grande, triunfante de haber disfrutado porque una bocanada de sabiduría, profundo trabajo y humor, te renueva e inquieta mente y alma. Este espectáculo es un puro re-nacer.
No se trata de flamenco, ni de cante, ni siquiera de danza. Mellizo Doble es una performance protagonizada por Israel Galván y el Niño de Elche, en la que sus voces y cuerpos son los únicos instrumentos con los que juegan y reconstruyen de manera suprema música y baile. Y se mezcan y el de Elche se mueve por el escenario sútil e insinuante; mientras Galván suena, recrea ritmos, balbucea… y se encuentran en perfecta simetría.
Sin músicos y con una puesta en escena en apariencia sencilla pero compleja y perfecta en ejecución como batuta de dirección del desarrollo de toda la función: tablas con micrófonos estratégicamente escondidos para trabajar ritmos y potenciar el dominio de voz y pies, juego de luces con los que recrear una discoteca con esencia a bulería y con la que llevar al espectador al límite incómodo de una plena oscuridad, un silencio eterno y un cuerpo masculino inmóvil que se crece y culmina; humo y arena con los que sorprender e inquietar, para terminar rebozándose como un niño en la playa.
También hay tiempo para pinceladas de improvisación, desorden y guiños de humor con objetos inesperados que como mago de escena, Galván saca de su mandil de trabajo.
No es una obra apta para puristas, aunque no saben esconder que hacen lo que les interesa con los palos flamencos porque son dueños de una técnica supremamente perfecta y una interpretación absoluta. Se quedan y muestran lo que quieren de un arte que no tienen definición. Para mí, más flamencos que un lunar.
25 y 26 de febrero Concepción y codirección artística: ISRAEL GALVÁN y NIÑO DE ELCHE Coreografía y danza: ISRAEL GALVÁN Música y cante: NIÑO DE ELCHE Todo tiene sus antecedentes y más en el caso de este espectáculo. El bailaor invitó al cantaor a su espectáculo La fiesta. El cantaor se llevó al bailaor en la promoción de su disco Antología del cante flamenco heterodoxo. Juntos ya habían ideado Las coplas mecánicas, una performance de infarto alojada en un festival tan, en apariencia, ajeno a su mundo como el Sónar. Así que ya venía siendo hora de verlos en una colaboración conjunta de envergadura como Mellizo Doble, espectáculo que encandiló a los japoneses en su estreno en Tokio en 2019. Ahora nos toca a nosotros. En Mellizo Doble los dos huracanados artistas se embarcan en un viaje con billete de regreso hacia los orígenes del baile y el cante flamencos, pero nunca como un fin en sí mismo sino como un impulso, usándolos como el único resorte posible que les traerá de nuevo, pero por otra ruta, hacia su hábitat natural ubicado en la ruptura y la reinvención. Una manera nueva de entender el flamenco, de bailarlo y cantarlo, que ellos mismos llaman “traicional” porque sienten que se gesta en la traición a la tradición. Hacer añicos el imaginario flamenco, recoger los trozos y recomponerlo desde una sensibilidad única pero emanada de dos artistas, es el principio del que parte esta propuesta que los arroja al escenario como mellizos salidos de un mismo vientre. El Niño desde la voz. Galván desde su cuerpo. Cante trasgresor y baile sin ataduras. De esa fusión explosiva sale Mellizo Doble, donde la locura ahora es compartida. |